Si pudiéramos transformar toda la energía solar que llega a la Tierra, bastaría para resolver los problemas energéticos de la humanidad, pero aún hoy sufre un problema: la imposibilidad de conservarla económica y eficientemente durante mucho tiempo. Recientemente, sin embargo, parece que algo está cambiando realmente.
Un grupo de científicos suecos ha desarrollado y producido un fluido, llamado "combustible térmico solar", que puede almacenar energía solar durante más de una década. Jeffrey Grossman, un ingeniero que trabaja con este tipo de material en el MIT, explica:
Un combustible solar térmico puede imaginarse como una batería recargable, en la que en lugar de electricidad se pone luz solar, que genera calor que se retiene y se libera cuando es necesario
El fluido está compuesto por una molécula alrededor de la cual los científicos de la Universidad Tecnológica de Chalmers de Suecia han estado trabajando durante más de un año. La molécula está compuesta de carbono e hidrógeno. Cuando es golpeado por la luz del sol actúa de una manera inusual: los enlaces entre sus átomos se reorganizan, dando lugar a una nueva versión de la molécula que es fuertemente energizada. Como presa capturada en una trampa, la energía proveniente del Sol es así retenida entre los fuertes lazos de la molécula y permanece dentro incluso cuando la molécula se enfría a temperatura ambiente.
Cuando se hace necesario disponer de energía, por ejemplo por la noche o durante el invierno, el fluido pasa a través de un catalizador, es decir, una sustancia que es capaz de devolver la molécula a su estructura original sin transformarse durante el proceso y así la energía se libera en forma de calor y el catalizador nunca se consume.
El esquema de funcionamiento del sistema Most (Almacenamiento de Energía Solar Térmica Molecular)de la Universidad de tecnología Chalmers
Según las investigaciones realizadas hasta ahora, parece que la molécula es capaz de conservarse en ese estado alterado hasta 18 años. "Hemos extraído repetidamente energía de la molécula y el calor obtenido ha sido mayor de lo que uno podría haber esperado", explicó Kasper Moth Poulsen de la Universidad de Chalmers. Los investigadores colocaron un prototipo del sistema en el techo de su edificio universitario y probaron el nuevo fluido. Los resultados, dicen los científicos, ya han atraído la atención de muchos inversores.
El dispositivo consiste en una parábola donde en el centro hay un tubo con el líquido en su interior y el conjunto persigue al Sol como si fuera una antena parabólica. El fluido se calienta por la luz solar que transmite la parábola y este simple trabajo permite transformar la molécula de norbornadieno en un cuatriciclo. El fluido se almacena entonces a temperatura ambiente sin prácticamente ninguna pérdida de energía. Cuando se necesita calor, el fluido se pone en contacto con el catalizador que convierte las moléculas en su forma original y esto calienta el fluido hasta 63 grados centígrados.
Esta temperatura es más que suficiente para la calefacción doméstica, para alimentar el calentador de agua, el lavavajillas y muchos otros aparatos en una casa normal. Una vez utilizado, el fluido puede volver al techo para ser calentado y puede ser utilizado docenas y docenas de veces, ciertamente al menos 125 veces y esto sin dañar la molécula de ninguna manera. Según los investigadores, lo que hemos obtenido es sólo el primer paso, porque de sus cálculos podríamos obtener un fluido con una temperatura de 110 grados centígrados y más. Sin embargo, la comercialización todavía llevará algunos años y los investigadores piensan que el sistema puede ser comprado libremente antes del final de esta década.
Luigi Nori
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